domingo, 8 de julio de 2018

Casi sin querer

                                "Casi sin querer”


Casi sin querer,
Escapan de su cautiverio
Recuerdos que creía
En el olvido.
Juegos de la niñez
Compartido con un montón
de compañeros
en la plazoleta
O en los verdes campos
Que nos rodeaban.
Cazando libélulas
y mariposas entre
margaritas y jaramagos.
Al fútbol, a piola,
A la lata o a las bolas.
Corríamos calle arriba,
Calle abajo a ladrones
y policías o al coge.

Nuestras escapadas
Con los amigos
A la piscina Marcelino.
Donde aprendimos
A nadar imitando
A los mayores.
O ya con el crepúsculo

 recorriendo Las Palmeras
Para ir al cine de verano.
Cuando aún apenas
Teníamos algo más
De doce años.
Crecimos jugando
Con amigos y vecinos
De esa gran familia
Que fue, es y será
El Barrio de Elcano.
A veces los recuerdos
son sueños

del pasado.
Que nos alegran

el presente.

Playa de la Cacería

“Playa de la Cacería”


Al noroeste de San Fernando. Atravesando las vías del ferrocarril. A espaldas del Hospital San Carlos, y la Escuela de Suboficiales. Y al suroeste de la Bahía de Cádiz.

Está la playa de la Cacería.

Allí donde las arenas no se mueven ni por el viento, ni por los cambios de marea. Desde la construcción del Puente de Carranza.

Remanso de paz y silencio,

Apenas roto por el graznido de algunas gaviotas o trinar de las golondrinas volando bajo.

Las charlas de algunos parroquianos, o el corretear de algunos niños en un parque cercano.

El mar se mueve manso, cuál laguna de agua salada.

Que deriva en pequeños caños y esteros.

En sus escasas orillas duermen varadas pequeñas barcas y algunas traineras de pescadores.

A pie de la playa tienen pequeños talleres o casas. Donde zurcen sus redes y aparejos

de pescar.

En tan humilde lugar se encuentra en un extremo de la costa, un pequeño muelle con algunas embarcaciones de recreo: Lanchas y barcos deportivos.

Y al fondo tras los muros de algunas casas y bloque de pisos.

Vive y duerme San Fernando.

Una pequeña ciudad, con una playa de la Cacería.

Que me trae recuerdos de antaño.

viernes, 6 de julio de 2018

Se me escurre

Se me escurre 


entre las manos.


el aire


que exhalas


Se me escurre 


entre las manos


el agua que bebes.


Se me escurre 


entre las manos


la luz de tus ojos.


Se me escurre 


entre las manos


el liviano


sonido de tu voz.


Más retengo 


entre las manos


la sutil seda 


de tus cabellos.


Retengo 


entre las manos


la dulzura 


de tu rostro.


Retengo


entre las manos


la fortaleza 


de tus manos.


Retengo 


entre las manos


la grácil silueta


de tu cuerpo.


Y me doy cuenta


que, inhalo


tu aire.


Bebo del agua 


de tu boca,


Retengo 


en mi mirada el brillo 


de tus ojos.


Y percibo 


en mis oídos


el seductor sonido


de tu voz.


Y es que soy


esclavo de ti,


que, estoy enamorado


de ti.

viernes, 27 de octubre de 2017

Entre alfileres

“Entre alfileres”


Entre alfileres
está prendido
el corazón,
en un cordel
llenos de sueños.
Lo dejaré orear
con la cálida brisa
del viento de levante,
que le hará bombear
con pasión,
más cuando el gélido
viento del norte
se haga notar,
se dejará sentir
la fría escarcha
de la tristeza.
Si soplará
el viento árido
del sur,
ralentizará 
sus latidos
para no ahogarse
en su calidez
y despegarse
su fino manto
de arena.
Más cuando
el templado viento
de poniente acaricie
sus membranas,
sentirá el nítido
gozo de la vida.
Voy a recoger
el corazón
del tendedero.
No vaya hacer
que algún fuerte
viento se lo lleve,
dejándome prendido

y sin corazón.

viernes, 9 de junio de 2017

Para que no te pierdas

“Para que no te pierdas”


He construido un faro

en la luna,
para que no te pierdas

en las noches

de turbios sueños.

En las noches de vigilias,

sea su luz el guardián

de tus insomnios.

Cuando te sientas sola,

dejaré caer una escalera

hacia la Tierra,

y el faro será tu guía,

entre los cirros

que cubren el firmamento.

Más cuando duermas,

y estés en esa dimensión

oscura de los sueños.

Navegaremos sin miedo,

alumbrados por el faro,

del que yo soy su farero.









martes, 17 de noviembre de 2015

La Efigie

LA EFIGIE

  1. Ululaba el aire entre los cipreses
contorneando las hojas,
crispando las ramas
de sus enhiestas copas.
Se mecían tétricas
en un tañido angustioso,
clamando al cielo
en constante letanía.
Tornárase ese zigzag,
en la convivencia sosegada
entre sus grises sombras
en las sobrias construcciones.
¡Mausoleos!
¡Sepulturas!
¡Nichos!
Que a sus pies yacen,
en infinita soledad
con la muerte.

Desde un alto pedestal
siempre observante,
arropada en una esquina,
una efigie resalta
por el tornasol
de su arqueada silueta;
ocre ornamento
en este encrespado paisaje.

El gélido viento
fluye kamikaze,
por las vacías calles.
Sobre la figura se arremolina,
penetrando entre sus metálicas vestiduras
al interior de sus entrañas,
haciéndole estremecerse,
tal que por un momento
su cuerpo toma vida,
despertando de su muda existencia
y un tenebroso alarido
de su boca nace
confundiéndose con el ulular del aire.
Se enlazaron la vida y la muerte,
para volver a morir
en el embrujo de una tarde.


miércoles, 7 de octubre de 2015

Luna

“LUNA”


Cada anochecer,
cuando la luz del sol
ya en el horizontese va extinguiendo,y tú, lunaen el firmamentoflotas acompañadapor millaresde estrellas.Siento algo indescriptible,que me sobrecoge.No sé si es magiao es química,un hechizo hipnóticoo un fluido imponderable,realidado fantasía,un enigma esotéricoque emanade tu mística silueta,cuyo ocre resplandorme inspiracierta nostalgia,morriña de algo querido,dulzura de algo amado,ternura de algoque sólo en sueñosencuentro.Cada noche cautivode este desasosiego,una plegariahacia el cieloelevo:Que el sueñosea una predicciónde tener a mi ladoel amorque, con el corazóny almaanhelo.